El sector de los colegios profesionales es de gran importancia en la economía española, principalmente por su especial intensidad en empleo cualificado y su impacto en los servicios de calidad a las empresas. También se podría destacar que los colegios son generalmente organizaciones independientes políticamente, entidades no subvencionadas como son sindicatos o patronal.
En España, los servicios profesionales tienen un indudable peso económico, generan cerca del 9% del PIB, representando entorno al 6% del empleo total y el 30% del empleo universitario. Se trata, por tanto, de un sector intensivo en mano de obra cualificada.
Desde el punto de vista de los ciudadanos, la importancia de los colectivos profesionales radica en la protección de los derechos e intereses, siendo a su vez, una garantía excepcional para la seguridad y calidad de vida.
Sin embargo, la regulación prevista en la nueva Ley de Colegios y Servicios Profesionales en nuestro país, se ha configurado sin orientarse a las necesidades reales del ciudadano, que no son otras que su seguridad y la calidad recibida. Además se ha desarrollado sin la participación de los propios colegios en la redacción, cosa que por desgracia ya nos tienen acostumbrados este gobierno.
En España hay alrededor de 1000 Colegios Profesionales territoriales con una base de 1.404.000 profesionales colegiados. Cada colegio tiene una realidad muy diferenciada, por tamaño, estructura, etc., dependiendo de su número de colegiados así como del territorio en el que tienen competencia; y que por tanto, cada colegio deberá integrar la nueva Ley de una manera diferente.
Los colegios profesionales de telecomunicaciones gozan de un alto prestigio social y sus profesionales son considerados hoy en día los tecnólogos de referencia en empresas y organizaciones. Analizando los riesgos legislativos y sistémicos que provocará la nueva Ley, el escenario previsto se puede resumir en:
- Una reducción del número de colegiados porque cada vez se ingresan menos estudiantes en las titulaciones universitarias del ámbito de la telecomunicación
- La no obligación de colegiación por ley, salvo para unas actividades concretas
- Una posible supresión de la actividad de control de la profesión desde los órganos de deontología
- Una indefensión ciudadana ante las seguridad y secreto de las telecomunicaciones
Con este escenario, se hace prioritario que los colegios de telecomunicaciones expliquemos cada vez más alto y mejor que somos necesarios para la sociedad, porque garantizamos el secreto de sus comunicaciones y la seguridad que la tecnología tan importante en una sociedad global.
Los Ingenieros Técnico de Telecomunicación de Andalucía estamos evolucionando el concepto de colegio en esta línea, mejorando nuestros procesos de comunicación y adaptando la prestación de servicios a las necesidades de la sociedad. De manera que la comunicación social se convertirá en el factor clave de este proceso de evolución.
La comunicación social favorece los valores asociados a la transparencia, atención, promoción, difusión y participación, tan importantes para los colegios, pero es un cambio que debe producirse desde el decano-presidente hasta el último colegiado. Por tanto, el esfuerzo lo hemos comenzado por una simplificación organizativa y la digitalización de los procesos de gestión. Gracias a la red, las empresas pueden darse a conocer y conectar directamente sus productos y servicios a los actuales y futuros clientes. En términos generales, la prestación de servicios en las organizaciones profesionales tienen una gran oportunidad en la red, gracias a la generación de contenidos y al marketing digital, la sociedad tendrá acceso a un abanico mucho más completo de servicios y nuevas formas de ofrecerlos.
Independientemente de la Ley prevista, la evolución es algo lógico e incluso positivo para cualquier organización; pero ello no debe hacer perder de vista a los ciudadanos que la enseñanza superior tiene que conducir irremediablemente a una profesión que de alguna manera esté protegida, en otro caso, no tendría sentido que un estudiante perdiera los mejores años de su vida en estudiar en la universidad algo que no sirve para nada. Esto supondría que cada año bajaría aún más los estudiantes universitarios, por tanto, el talento.
Juan Luis Cruz, @juanl_cruz
Decano-Presidente COITTA/AAGIT
